No consigo entender de qué sirvió plantarte en mi fondo. Demoras
en crecer, tu color es opaco, no me cubres del viento ni del sol, el
fuego te consume muy rápido, tus hojas se caen en otoño, tus raíces son
débiles, no me puedo apoyar en ti, me regalas
flores tristes, no tienes perfume, tu corteza es áspera y tus hojas
pesadas... Lo único que rescato de haberte plantado, es ese pequeño
gorrión que se anida en tu copa, que hace comenzar mi día con su canto,
revolotea contento por la tarde, y se posa en mi ventana al atardecer. ¿Será ese, pequeño arbusto, el único fruto que me diste? Quisiera
talarte, y arrancarte de mi fondo, para no tener que barrer más tus
hojas en otoño... pero lo anidas a él... maldito arbusto...